Pero más allá de eso no se le notan otras cosas, lo que usted -obviamente- quiere ocultar. No se le nota, por ejemplo, cómo mira entre la concurrencia a la mujer que le ha gustado por más de quince años. Nadie nota, tampoco, cómo se sonríen de lado a lado del salón con esa sonrisa cómplice y cómo se ilumina todo, por más que traten de ocultarlo. Por más que usted trate de ocultarlo, porque es un hombre serio y formal y en teoría no debería sonreír así a la que no es su esposa; aunque en la práctica tenga más de dos meses de no cruzar palabra -mucho menos sonrisas- con ella.
Señor serio y formal: quién va a creer, cuando posa elegantemente para esa foto, que hace todo tipo de propuestas por chats, mensajes de celular y messenger. ¿Quién va creer, señor, las cosas que de verdad pasan por su mente? Yo no lo juzgo, de verdad. De hecho me gustan sus propuestas y cuando le digo "¿y si me enamorara perdidamente de vos?" en serio lo creo, porque 15 años es suficiente tiempo para conocer a alguien, demasiado tiempo para sonreírle a alguien en una fiesta al otro lado del salón. Y cuando usted me contesta "los dos corremos ese riesgo..." en serio, le creo, porque ya sabemos, usted es un señor serio y dudo mucho que ande jugando con esas cosas...