lunes, 24 de octubre de 2011

Respiro

Me gusta que tu voz suene inesperadamente en mi celular un domingo cualquiera. No tenés que explicarme nada, no es necesario, no lo necesito. No te estoy pidiendo nada ni quiero que te salgás de tu vida así de normal como es. No quiero.
Sí quiero que pensés en mí así... Por ejemplo, en medio de una carretera ancha y lejana mientras manejas y oís un disco. Sí me gustaría que te detuvieras y, sin pensarlo, marcaras mi teléfono. Eso sí me gustaría. Pero, más que todo, saber que después, cada vez que oigás ese disco, vas a pensar en mí.

Solo quiero ser un paréntesis en tu vida.
¡Con signos de admiración! Si querés
Con puntos suspensivos cada vez...

Eso quiero.
La verdad es que no es nada, solo un respiro.