sábado, 15 de enero de 2011

Quisiera sentarme para siempre con vos en un patio a fumarme un cigarro...

Te podría mirar para siempre a los ojos y sonreír por dentro y por fuera. Podría ser de noche para siempre y podrían haber miles de personas alrededor, pero nadie importaría, sería como la típica escena cursi de película: todos estarían congelados; porque estás vos y tu sonrisa y tus palabras y tu miedo de enamorarte perdidamente de mí. No hablaríamos de cosas irrelevantes como el viento, el clima, la luna o las nubes; hablaríamos del dolor de tu pecho, de esa metáfora absurda, hablaríamos de tu corazón y yo te diría que te duele de tanto resistirte a quererme. Me reiría. Y vos también.

Quisiera sentarme para siempre con vos en un patio a fumarme dos cigarros. Te dejaría mirarme para siempre así, con esa mirada que conozco de años, esa mirada que adivino, analizo, descifro. Te dejaría mirarme de perfil mientras fumo. Te dejaría ver mis labios mientras el humo sale despacio, impertinente, calculado. Podría sentarme con vos toda la vida en ese patio a hablar vanalidades.

Pero después. Después de los cigarros, haría un conjuro para desaparecer a toda la gente y me besarías la espalda como siempre has prometido, nos besaríamos los labios sentados en la fuente, luego haríamos lo apropiado en esos casos y yo vería la luna y las estrellas y vos dirías a mi oído "así es precisamente como me lo había imaginado".

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