No tendría que darte unas cuantas lecciones en cada fiesta de Navidad que tengamos. No tendrías que tocar mis manos, mirarme así, sonreír así. No tendríamos que despedirnos al final de cada fiesta deseando que esa canción durara más de 4 minutos. No tendrías que decirme adiós desde el otro lado del salón mientras agarro mi cartera, mi celular, mi suéter.
Los Kisses, los Hersey's y todos los demás chocolates que intercambiamos en el tonto juego del amigo secreto, no me los comería sola en mi cuarto viendo tele. Nos los comeríamos juntos y engordaríamos todas esta libras juntos. Bromearíamos con lo de los Kisses, nos daríamos besos, no sentirías vergüenza que te los haya dado, no los esconderías en la gaveta del escritorio. Sería una excusa más.
En Navidad nos daríamos regalos como toda la gente. Vos me darías un perfume. Yo te mentiría "qué rico huele", pero lo odiaría por dulzón. Yo te regalaría una polo manga larga. Vos me mentirías "qué chiva está" y te la pondrías solo una vez y yo se la terminaría regalando al señor que nos lava los carros.
Comeríamos pavo, les compraríamos regalos a los niños, les mentiríamos con lo de Santa, haciéndoles creer que existe. Nos tomaríamos una botella de vino cada uno en la cena familiar, terminaríamos haciendo el amor desenfrenadamente a las 3 de la madrugada y nos levantaríamos a las 12 del medio día con la cara hinchada de tanto dormir.
Podría hacerte sonreír solo con mirarte a los ojos. Lo sé. Podría mirar con vos cómo se va poniendo el sol el día de Navidad. Podrías estar conmigo ahora. Pero estás con ella y yo estoy sola, oyendo como se ensancha en silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario