domingo, 21 de octubre de 2012
Querido Dr. Jekkil:
Odio admitirlo. Usté me hace falta.
Mrs. Hyde
viernes, 19 de octubre de 2012
Confesión de miércoles
Debo admitir que me costó un montón confiar en vos. Ya lo sabés, lo dije alguna vez. Una de esa veces de palabras que no debería haber dicho. Me duele gastar palabras así. Me duele desperdiciar mis emociones así. En fin, me costó confiar. Eso, porque he confiado demasiado antes, yo así soy, transparente y directa, no puedo ser de otro modo. No pienso. No medito. Solo hago, hago lo que el estadio más primitivo de mi cerebro me dice, en alguna parte. Después me arrepiento, después cuando lo pienso. Pero así soy. Y de alguna manera me costó confiar, pero vos sos bien persuasivo con ese tu modito simpático y divertido y ese misterio lejano que tenés al fondo. Sí que sos persuasivo. Y me llevaste, sin querer o queriendo, a dónde querías, a jugar ese tu jueguito que sigo sin entender. Todos los días me despierto y pienso en que yo no soy así, después en lo rico que sería que todo fuera cierto. En lo interesante y divertido que sería estar juntos al menos una vez en la vida y cumplir todos tus deseos y los míos y los que, de seguro, podrían surgir en el camino.
jueves, 24 de mayo de 2012
Capítulo 31
Escribiríamos una novela de treinta capítulos en nuestros cuerpos, con letras pequeñas, saliva, puntos, comas, tantos signos de admiración como fueran posibles, muchos puntos suspensivos por aquí y por allá y comillas y todos los signos que quisieras... Con sus pausas, emociones, delirios y significados.
Luego escribiría un post como este, porque te amenazaría con hacerlo. Te diría que iba a poner tu nombre y vos me dirías "dale".
Y lo escribiría pensando en las comas y los puntos, las diéresis y todo eso. Lo escribiría pensando ya en el capítulo 31.
domingo, 20 de mayo de 2012
Confesión de domingo.
Hace unos años te hubiera amado sin prejuicios y con locura al punto del llanto y del odio. Te hubiera odiado. Te hubiera odiado al punto de amarte como vos no lo esperabas. Hubieras desatado un mounstruo de emociones incontrolables dentro de mí. Te hubieras espantado con todo eso, pero me hubieras dejado quererte, nos hubiéramos querido así, en silencio, con las miradas lejanas y las sonrisas de medio lado. Eso nos hubiera bastado.
Hace unos años las cosas hubieran sido así.
Te hubiera amado, admirado, hubieras sido -probablemente- todo para mí.
Ahora, ya ni siquiera te odio ¿ves? No tengo canciones para dedicarte ni vueltas de estómago cuando te veo. No me importás, no te admiro, no tengo ni ganas de sobar tu pelo.
No sos nada, cuando pudiste haber sido todo.
domingo, 29 de abril de 2012
se me convierte en suspiro
en ganas calladas
en silencios pausados y arítmicos
en gotas de vino y pensamientos
literalmente censurados
pensar en vos
es un domingo con sed
con ganas de agua
y animalitos marinos
y secretos inconfesables
que voy amarrando uno a uno
para que no se olviden
pensar en vos
se me convierte en sonrisa
en ganas de bailar y bailarte
de convertirme en aire
de decirte secretos detrás de las orejas
de seguir pensando y escribiendo
pensar en vos
pensarte
martes, 3 de abril de 2012
Tanta palabra.
lunes, 12 de marzo de 2012
De hecho, no es tan fácil olvidar.
jueves, 9 de febrero de 2012
Puertas
Silencio, puertas, muros, laberintos.
Salir y entrar en ellos.
Dejarme ver, dejarte verme.
Sentirte, adivinarme,
leerme entre tus líneas,
Líneas paralelas y vos así de cerca,
entre las líneas tan lejos,
cada vez mirarte sonreír,
por algo que ni vos mismo entendés...
Entendes poco o nada.
Darte, darme cuenta,
sospechar por tu sonrisa,
mi sonrisa de lado,
inequívoca.
Acercarme, acercarte, sentirte en mi piel;
adivinada y adivinarme en tu aliento,
que dibujo, que presiento.
Aquí en mis labios, los tuyos,
sin espacio más y tiemblo.
Tiemblo en tu silencio,
tiemblo en tu mirada,
tiemblo en tu presencia.
Tiemblo sin más, sin ti, sin mí,
sin nosotros.
Un nosotros que no existe,
desencadena cadenas de antaño,
abre esas puertas,
tira esos muros,
descubre laberintos.
Me aleja cada día que muere.
Me acerca cada día que nace.
Y vuelvo,
solo para mirarte mirarme en tu mirada,
solo para reflejarme en tu sonrisa.